jueves, 5 de febrero de 2015

...porque me gusta!


Escribir es una llave mágica. Aja. Lo que plasmas en el papel, no se lo lleva el viento ni los bytes del teléfono o los clicks del Whats Up. Lo que escribes, queda en el corazón y en la razón de ese papel aún virgen de la contaminación o ruido multimedial de aquella publicidad masiva o teledirigida. Escribir llena el alma, de ideas, de sentimientos, de inquietudes.

Y expongo ésto porque me encantó ver hace algunos días, caminando por uno de los parques más lindos de Concepción, a un niño de unos 8 o 9 años de edad, sentado en un banco junto a su mamá, y en sus manos además tener un libro, en la otra tenía un cuaderno maravilloso donde me resultó curioso ver dibujos y colores. Me animé y le pregunté a ese niño, porqué leía y qué escribía. Su respuesta fue categórica y simple: porque me hace feliz. 

Debo reconocer que no es común observar en la calle situaciones como ésta. Al contrario, lo que abunda son niños aferrados a un aparato digital, telefónico y con la cabeza hacia el piso, jugando, chateando o sencillamente...en su propio mundo y curiosamente...desconectados de lo real y concreto. De lo humano.

Cuando este niño me dijo que escribir lo hacía feliz, me recordó momentos de mi infancia en que leía no sólo para cumplir con las tareas, sino también por esa aventura mágica y maravillosa de conocer y vivir nuevos mundos. Estoy seguro que ese pequeño muchacho está puliendo una llave maestra para su futuro. 

Hoy, me doy cuenta que el leer, escribir y dibujar, colorear, no sólo se transforma en una terapia de relajación sino también abre puertas. O compuertas secretas que llevan a caminos o lugares insospechados. Si no,  es cuestión de preguntar a escritores, empresarios, artistas, doctores, políticos, religiosos, que han hecho de la maravilla de escribir y leer, también parte de sus vidas.

Un niño o niña que lee, que dibuja o que pinta, no sólo es un futuro ciudadano y ciudadana culta, educada, sino también un motor de cambio.

Comentaba con una amiga sobre los problemas de estrés, de depresión, de violencia, al interior de las organizaciones y empresas. El consabido ajetreo de la vida. En mi interior, me digo a mi mismo, que diferente sería si las personas dedicaran más tiempo a una vida o espacios propios, donde el placer de leer nuevas historias, testimonios motivadores, descubrimientos y esperanzas, no sólo genera una energía positiva en los pensamientos, sino también conlleva a la toma de decisiones en el momento justo y preciso.

Con las palabras, con las letras, con un dibujo o una estrofa, puedes cambiar la vida de otras personas. 

Esa tarde en que veía al niño leer y escribir anotaciones en colores y formas, me dio una luz de esperanza. Sentí que el mundo tiene pequeñas personitas que a futuro serán parte de un grupo nuevo de sabios, de ciudadanos inteligentes (de verdad) y no precisamente de smartphones.

A escribir, a pintar, a tejer nuevas historias, nuevas ideas, rescatar emociones. Y vivir. Como lo merecemos.

Un abrazo! Y pura Vida.