sábado, 9 de febrero de 2013

Buena Onda...en camino hacia el lanzamiento

En pocos días más, junto a mi amigo y uno de los mejores publicistas de Chile, Francisco Vidal, estaremos presentando Buena Onda, mi primer libro en mi carrera como periodista y comunicador social. Ha sido una larga travesía para llegar a este día. Es por eso, que quiero compartir con los más de 11 mil amig@s de Chile, América Latina y el mundo, un extracto de este trabajo que he escrito con el corazón, con todo el amor que siento por la vida y la certeza que ronda en mis pensamientos de que sí somos capaces de ser el cambio que queremos ver en el mundo. 

El libro será presentado en un encuentro íntimo con medios de comunicación locales de la ciudad de Concepción, representantes del quehacer académico, comercial e institucional de esta zona del sur de Chile. Es el punto de partido a la etapa número 2 de Buena Onda: búsqueda de una editorial que nos quiera apoyar para poder extender la venta hacia otras ciudades de Chile y América Latina, presentación en foros ciudadanos, académicos y empresariales. Dejo abierta la invitación para que amigos de América Latina también participen de este proyecto editorial ya que a través de este libro también proponemos un modelo de comunicación (efectiva y humana) que mejore el clima de las organizaciones.

Un abrazo a todos, Arriba los Corazónes y un saludo especial a mis dos hijitos Cristóbal y Agustín, mi familia y ustedes: mis amigos del Mundo!



Pasión por Vivir


La vida nos llevó siempre por el camino humanista, desde el colegio hasta la Universidad. Y siempre, el camino,  el mismo: escribir, escribir, sentir…vivir.

Para los que no nos conocen, y ya han visto algunos de nuestros artículos y publicaciones, se darán cuenta que la mayoría apuntan siempre al factor humano. Al corazón. A las ideas. Al vivir. Y procuramos también, inyectarlo en nuestras vidas.

Para nuestros conocidos, no debe ser novedad, leernos y ver plasmado en este trabajo los conceptos anteriormente descritos. Pero hoy, queremos agregar un nuevo ingrediente a este libro: queremos ser directos, interpretativos de la realidad.

El subtítulo lo dice todo: Pasión de Vivir.

Este último tiempo, nuestras vidas, que ha sido maravillosa en todo sentido, han tomado caminos especiales. De momentos complejos, pero no menos remontables.

En lo laboral, debemos confesar que nos sentimos agradecidos. Experiencias de vida y de trabajo no sólo en Chile, sino en España, Argentina, Estados Unidos, y desde aquí hasta el resto del mundo a través de nuestros artículos, nos han inyectado una base de conocimiento y de energía que estamos seguros, ustedes lo reciben.

Eso es lo que nos motiva también. Y en las dificultades, en las derrotas, en los fracasos, si es que se puede llamar así, sentimos que la vida nos da otra oportunidad. Siempre. Ahí ponemos nuestro voto en la fe y en Dios.

Nuestro trabajo académico con los alumnos. Nuestras clases. El intercambio de información permanente con ellos, la juventud, es también un balde de oxígeno puro. No hay nada más hermoso, que sentarte a conversar con una alumna o alumno y dialogar en torno a ideas, necesidades, opiniones. La relación profesor-alumno es tan importante, como la vida en pareja, en amistad, paterna-materna. En busca de diálogo.

Y aquí hacemos un paréntesis. ¿Se han dado cuenta que el mundo –hoy- ha perdido ese espacio? Sí. El espacio del diálogo, de la discusión (constructiva), de conversar más que hablar. De saber escuchar. Por Dios: de ¡empatizar!

De decir las cosas sin tapujos ni prejuicios. Es curioso, las nuevas tecnologías han acortado tiempos y distancias, en lo físico, pero al mismo tiempo, se ha abierto una brecha enorme en las relaciones humanas efectivas, duraderas y transparentes.

Y fijo un ejemplo: cuál es el tiempo real (es decir, profundo) que dedicamos a una conversación con algún amigo, familiar, pareja. Y cuánto es el tiempo que le estamos dedicando al chat, al mail, a la blackberry, al I-phone, a los tablet. Al trabajo. Sumanos más horas en la oficina que en un abrazo, un juego compartido, un café, un compartir…en familia o,  simplemente, en amistad.

Cuánto es el tiempo que nos dedicamos a sentarnos a la mesa, al sofá, y entablar una conversación de familia, de amistad, de compañerismo. Sin televisión. Sin teléfonos móviles. Y acompañados. Queridos. Unidos.

¿Más unidad? ¿Más núcleo? ¿La protección de nuestros espacios? Más allá del carrusel de emociones, intereses, presiones? No lo sé. Puede ser… La vida está compuesta de momentos. Y de tiempos. Y el mundo, va en este camino. Lo valioso es darnos cuenta. Y corregir a tiempo. Y eso es aplicable a todo. Es nuestro mundo.

Ya, cerramos paréntesis.

Si hay algo que tenemos los latinoamericanos es calor. Sabor. Alegría. Corazón de naturaleza que nos rodea, nos plasma. Ya sea en el Caribe, hasta la Patagonia. O Centroamérica hacia Norteamérica. Pero todos tenemos una esencia latina que es también un ingrediente maravilloso. Y eso lo decimos porque nuestras vidas, siempre se han caracterizado por la alegría, el amor, la pasión con que hacemos lo que hacemos. Pese a los errores cometidos, siempre hay pasión y también razón.

La energía humana, el saber, el aprendizaje rico en historia, con grandes humanistas y científicos, forman parte de nuestra América Latina.

Cristián, en septiembre del año pasado hablaba con un ex alumno de Derecho, sobre sus clases de actualidad y  de la importancia de las personas, por sobre las instituciones. A propósito del despido supuestamente “injustificado” de un director de la Escuela de Derecho en una conocida universidad del sur de Chile, y que por años fue emblema, admirado y respetado.

El alumno le dijo que todo lo ocurrido con su director fue debido al “lucro interesado de las Universidades”. No obstante, la respuesta de Cristián fue que no. Tenía que ver con las personas. Con los recursos humanos. Con el respeto por el resto. Por nosotros mismos. Por ese ser humano que ha dedicado su vida a un proyecto, y lamentablemente…no se le valoró, y a muchos no se les ha valorado. ¿Le suena?

Lo que sucede hoy en Chile y el resto del mundo, es que hemos perdido un poco el norte de lo que somos: las personas. Quienes ejercen liderazgos, autoridad, representación, han perdido la brújula del afecto, del respeto, de la confianza. Y para qué decir del resto: también. Vivimos procesos continuos de cambios. La vida es así. Se inician, de desarrollan y finalizan etapas. Y en ese contexto, la base, la plataforma, el núcleo debe ser la persona.


La persona

Al final, siempre apuntamos a lo mismo: ¿Estamos conscientes de lo que estamos haciendo? Queremos superarnos ¿Realmente? Un gran amigo español de Cristián, el prestigioso periodista Nacho García Mostazo, señalaba en una carta personal, que “estamos hechos de plata y oro” y que la vida nos pone en situaciones complejas, precisamente para relucir de lo que estamos hechos