Faltan pocas horas para un nuevo aniversario de vida. Y lo primero que hago, es escribir. Será por esa necesidad imperiosa y gratificante de conversar con Dios, con la Vida, con ustedes...conmigo mismo. Porque de eso se trata. De vivir, revivir y pensar que todos los días es un RENACER.
Ser agradecidos, porque estamos aquí gracias a mamá y papá. Más allá de las historias que entre ellos hayan surgido, nacimos. Y somos lo que somos, gracias al amor, el detalle y el cuidado que ellos nos regalaron al nacer. Y posteriormente, al crecer.
Luego viene la niñez, la adolescencia y la juventud. Vivimos experiencias inolvidables. Emociones encontradas al llegar por primera vez a clases en la escuela. Esa sensación de romper el cordón y empezar a crecer, a ser quienes somos, conforme a los valores, ideas, experiencias y deseos.
Es increíble mirar hacia atrás, y ahora desde el piso 44 de mi vida. ¿Qué veo? Un horizonte de momentos que siempre voy a llevar en mi corazón y en mis pensamientos positivos. Mi infancia, más venezolana que chilena. Con sabor a playa, arena, cielo azul intenso, música venezolana, novelas, amigos y amigas con quienes cocreamos importantes momentos en el colegio, la parroquia, y mi familia misma. Primos incluidos.
Desde el piso 44 me veo más flaco, jugando fútbol todo el día, soñando con ser el mejor futbolista de América y también pisando algunos escenarios como cantante (menos mal que me dediqué al periodismo). Veo a mis primeros amigos de la primaria, José Ricardo, Gregorio, Héctor, Ana T, Nuria, entre muchos más. A mis amigos de la media y bachillerato, Edmundo, Cristian, Jorge, Federico, Rafael....y mis hermosas amigas venezolanas que hoy son bellísimas mamás.
Desde el 44 veo a un chamo romántico, soñador, procurando superar las barreras autoimpuesta por la terrible timidez, en medio de juegos, fiestas, clases, partidos...pero con con común denominador: FELIZ. Un chamo feliz.
Luego más acá, ya sobre los 20 y 30, el chamo crece. Se viene a Chile. Estudia periodismo. Y ahora mira el norte desde el sur. Se hace hombre. Viaja. Y viene CNN en español y toda la pasión por crecer como un periodista selfmade man. CNN me lleva desde USA a Chile, y luego a España, y luego a Chile, y luego a Brasil, a Argentina. En fin. Gracias CNN porque desde este piso 44, se ve re lindo mi curriculum y mi historia con tus tres letras.
Viene mi paso por las Universidades e Institutos Profesionales como formador de nuevos profesionales desde la comunicación, actualidad y relaciones públicas.
Y vienen mis dos regalos: Cris y Agus. Dos chamitos maravillosos, hermosos, inteligentes. Guerreros. Hoy, somos los Tres Mosqueteros. Y juntos compartimos desde el vientre de su mamá momentos que nos han marcado para siempre. Cuentos, Música. Viajes. Historias. Experiencias. Desde el amor al dolor. Y desde el dolor al amor consagrado. Madurez al fin.
Hoy, mis dos pequeños mosqueteros crecen sanos, gracias a Dios y el Universo. Y haciendo el camino preciso para convertirse en ciudadanos del mundo exitosos. Evolucionados. Y corrigiendo los errores de papi, es decir, rompiendo el karma. Les aspecto el mejor futuro del mundo, mis queridos chamitos míos. Nunca se olviden: Buena Onda p'al Corazón....e Ideas Creativas para la mente...con eso...el cielo es el límite.
Los amo.
Desde el piso 44 ahora escribo de salud, de vinos patrimoniales y de todo un mundo maravilloso que ronda por las noticias, la academia, las artes, las humanidades. Y sale el sol. Aprecio el amanecer, junto a mi café. Y decreto en mi libreta mágica lo que quiero. Y lo que se viene, que es y será siempre MEJOR.
Hago radio aquí y allá. En mi denominada REGIÓN CAPITAL...CAPITAL DE LAS BUENAS NOTICIAS!
Viajo. Trabajo. Vivo.
Si los 43 fueron maravillosos. Los 44 se viene mejor. Pura cosecha. Y aquí, una mención especial a mi nueva familia del Bandido Neira. Eli, Yamil, y mis hermanos Felipe y Víctor, con quienes construimos desde hace dos años y medio, una de las mejores viñas patrimoniales de Chile y América Latina. Porque gracias a su Historia, sus Viñedos y su esfuerzo, ahora también reconstruyo aquella parte de mi vida que tuvo su travesía por el desierto y un par de tormentas.
¡Gracias, Bandidos!
Desde este nuevo piso, ahora miro a Chile más optimista que nunca. Más allá de la soberbia y crítica destemplada de muchos que viven en este hermoso país, más allá de ello, veo que este país va por buen camino. Lo tiene todo. Así como el resto de América Latina. Tenemos recursos naturales y un capital humano potente.
Pura Vida!
44. Wao. Cómo pasa el tiempo! Y cada día, mejor.
Gracias Mamá, Gracias Papá.
Gracias a la Vida, que me ha regalado la dicha de poderte contar un poco de mí...ahora desde el piso 44.