Un gran saludo desde el
sur de nuestra hermosa, verde, y única Sudamérica. Y feliz de iniciar un nuevo año
de vida (39) escribiendo sobre el país donde crecí y aprendí hermosos valores
humanos, entre ellos el respeto, el querer, el amar en alegría, y dejar atrás
las dificultades…me refiero a la “pequeña Venecia”, mi Venezuela querida.
Queda poco para que
seamos testigos de una de las mejores historias sociopolíticas que un país haya
vivido: las elecciones presidenciales de este domingo 7 de octubre.
Sencillamente: históricas. Día en que 18
millones de venezolanos, irán a las
urnas para decidir entre el actual presidente, Hugo Chávez Frías, o el
candidato de la alianza opositora, Henrique Capriles Radonski.
Y digo elecciones
históricas, porque por primera vez un mandatario venezolano aspira a una tercera
relección consecutiva (lleva 12 años en el poder); y además, porque en esta
oportunidad, también, nunca se había visto un despliegue emocional, político y social (en terreno) en torno a la
figura del candidato opositor, Capriles Randonski.
Fuerza
No hay venezolano, tanto
en el país como en el extranjero, que no comente sobre estos comicios. Cada
venezolano, respira hoy y especialmente durante esta semana ad portas de las
elecciones, ansiedad, expectativas y sentimientos. Millones mirando hacia una continuidad, y
también, millones mirando hacia un cambio y una esperanza diferente.
La televisión venezolana,
especialmente la cadena oficialista Venezolana de Televisión, inmersa en un
carrusel de noticias relativas a la figura de Chávez y su obra. Y lo que me
llama la atención es el grado de violencia de Chávez, especialmente sus
seguidores hacia la campaña opositora, y el candidato Capriles, a quien lo tilda de
Majunche (poca cosa), entre varios epítetos que no vale la pena repetirlos.
He venido siguiendo a
través de los medios de prensa y redes sociales la campaña de Capriles, y otro
de los fenómenos que alcanzo a percibir
es que en ningún momento se ha referido a Chávez, y lo que es más interesante: ha desarrollado
una poesía comunicacional y política con la cual ha levantado en tiempo récord,
un nivel de preferencias que hoy lo posicionan según las encuestas sobre el
40%, muy cerca de Chávez, e incluso superándolo ya.
Capriles,39 años de edad,
abogado de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, ex diputado (fue
presidente y vicepresidente del parlamento entre 1999-2000), alcalde de uno de
los municipios más populares de la Región Metropolitana (2000-2008), y
actualmente gobernador del populoso estado Miranda, se atrevió a desafiar al
régimen socialista del presidente Chávez, y liderar por primera vez una alianza
opositora.
Pero para lograr esta
alianza, se realizaron unas elecciones primarias en la que venció con el 60% de
las preferencias. No es casualidad que Capriles, sea hoy el protagonista de la
política venezolana, y que el movimiento revolucionario encabezado por Chávez,
se encuentre enfrascado en un nerviosismo también inédito.
Estrategia Única
Tras ganar las elecciones
primarias, Capriles inició el puerta a puerta más intenso, complejo y alegre, que un candidato presidencial haya realizado
en América Latina. 150 ciudades venezolanas en 5 meses. 5 pueblos por día, con
recorridos de hasta 5 kilómetros cada visita, e intervenciones públicas de 30 minutos.
De un espíritu y actitud, que a través
de sus alocuciones o presentaciones frente al pueblo venezolano, llega a: lograr
emocionar, inspirar y seguirlo, según me explican amigos, colegas y venezolanos
a través del teléfono.
No es de extrañar-entonces-
que hoy el escenario sea muy complejo en torno a una victoria arrasadora de
Chávez. Al contrario, mi opinión como periodista es que de los 18 millones de
venezolanos inscritos, es muy probable que asistan unos 15 o 16 millones, y la
distribución de los votos será de 6 millones de votos cada uno. Quienes deciden
este domingo será el 15 por ciento de los “indecisos” y es ahí donde el “Majunche”
Capriles, ha puesto toda su prosa política, su actitud, su estrategia
comunicacional, su trabajo en el puerta a puerta, su llamado a través de las
redes sociales Facebook y Twitter.
¿Quién gana entonces este domingo 7 de octubre? A
mi juicio, quien haya llegado al corazón y a la pensamiento de ese 15 por ciento
de indecisos. Y en esa decisión se barajan dos temas claves: Inseguridad y
Pobreza. Venezuela, país de 29 millones de habitantes, y que pese a que en 20
años es el segundo país de América Latina donde más se ha logrado reducir los
niveles de pobreza e indigencia en 20 años (según la Cepal), actualmente el 28
por cierto de los 29 millones de habitantes, aún vive bajo la línea de pobreza.
Y en materia de inseguridad, es aún más relevante como factor que determinará las papeletas: cada media hora un venezolano es asesinado y lo que es peor el número de muertes violentas es similar al de naciones en guerra. A diferencia de otros países de América Latina, Venezuela no padece un conflicto armado ni una guerra entre cárteles o pandillas. Pero la inseguridad es la mayor preocupación de sus habitantes. Veintidós planes de seguridad después, y tras el fracaso de once ministros, los trece años de gobierno de Hugo Chávez le valieron al país el segundo índice de homicidios más alto del continente: 57 por cada 100 mil habitantes. Venezuela supera incluso a México, cuya tasa se mantuvo estable en 18 asesinatos por cada 100 mil habitantes en los últimos dos años, y está muy lejos de Colombia, que logró bajar ese indicador un 41,8% en dos décadas, según cifras de la ONU.
Y en materia de inseguridad, es aún más relevante como factor que determinará las papeletas: cada media hora un venezolano es asesinado y lo que es peor el número de muertes violentas es similar al de naciones en guerra. A diferencia de otros países de América Latina, Venezuela no padece un conflicto armado ni una guerra entre cárteles o pandillas. Pero la inseguridad es la mayor preocupación de sus habitantes. Veintidós planes de seguridad después, y tras el fracaso de once ministros, los trece años de gobierno de Hugo Chávez le valieron al país el segundo índice de homicidios más alto del continente: 57 por cada 100 mil habitantes. Venezuela supera incluso a México, cuya tasa se mantuvo estable en 18 asesinatos por cada 100 mil habitantes en los últimos dos años, y está muy lejos de Colombia, que logró bajar ese indicador un 41,8% en dos décadas, según cifras de la ONU.
Desde 1999, fallecieron en manos de la violencia 157.808 venezolanos. En la actualidad, cada 30 minutos un ciudadano es asesinado y cada 8 horas otro es secuestrado. ¿Se dan cuenta lo relevante del escenario?
¿Futuro?
Lo de este domingo, insisto, será histórico. Miles
de venezolanos que hoy viven en el país, esperan con ansias las elecciones.
Miles que viven en el extranjero también viven en carne propia el recuerdo de
un país donde el odio, la soberbia y la polarización no estaban tan enraizados
como hoy. Mis amigos con quienes crecí, recuerdan una Venezuela alegre, menos ideologizada
y sin una violencia tan desmedida en las calles.
Mucho se habla que Chávez es el resultado de un país
donde la corrupción hizo añicos los pilares de una democracia mucho más sana y
participativa. Que el coronel que en
1992 intentó derrocar al presidente Pérez, y que llegó al poder porque no
pertenecía a los círculos políticos tradicionales (los mismos que hoy sustentan
la alianza opositora), es un líder que convenció con su discurso de unidad, apolítico
y social. Un hombre que sembró el concepto de Socialismo del Siglo XXI, y que
intentó exportarlo a una América Latina, y fracasó. Hoy, ese hombre lucha contra
el cáncer en su cuerpo, y las ganas de continuar en el poder hasta el 2019.
En la actualidad, Venezuela, es un país, que vale la pena seguir
en sus acontecimientos. Un país, donde gane quien gane, seguirá polarizado.
Pero con la diferencia que cuando la soberbia, el dolor, la añoranza de años mejores,
la ansiedad de un reencuentro social, de una mejor educación, donde las
noticias de crónica roja no superan a las noticias positiva de crecimiento,
igualdad social y reencuentro político.
Mi proyección: Gana Venezuela. Gana la unidad. El espíritu. El
hombre y su sueño. Millones de venezolanos que necesitan seguir viviendo en un
país seguro, pujante, hermoso, con una
historia rica en personajes que la hicieron ser un territorio admirado,
querido, respetado. Un país, donde sus
mujeres, niños, ancianos, hombres, ¡jóvenes! derrochan optimismo, amor, sabor,
pasión…Un país, donde la soberbia, no es parte de su adn como nación. Donde la familia, la música, el deporte, la literatura, se unen en una sola prosa: unidad, país. Nación.
Lo del domingo siete, será una lección para todos nosotros. Una lección para América Latina.
Gana Capriles.