(Cristián E. Sandoval Cabezas. Periodista. Aquí, escribo de la vida con un café!)
domingo, 26 de enero de 2014
Ellas
...en la vida, se dice que hay momentos y momentos. Y es cierto. Aquellos en que dejamos que todo suceda con una mirada estática, sin decir nada o sencillamente impávidos. Otros momentos, en que participamos activamente, ya sea observando, escuchando, compartiendo y sintiendo esa energía maravillosa que desprende como luz a través de personas que son -sencillamente- infinitas.
Me refiero a momentos de conversaciones, diálogos, reflexiones. Que me sorprenden.
Me ha sucedido estos últimos años, en que la vida me ha puesto puesto en importantes desafíos de existir. Conversar, compartir. Estar ahí para alguien, para nuestros hijos, para aquellas personas que queremos, respetamos y admiramos. Para aquellas, a quienes amamos.
En cada conversación, siempre descubro tesoros.
Me pasa por ejemplo con una mujer maravillosa, que desde siempre ha estado ahí para entregar (nos) lo mejor de su sabiduría, experiencia y miradas de vida. Son diálogos que nacen desde el maravilloso silencio del amor y el agua, mezcla de universo eterno entre el cuerpo y la vida. Y luego.. el nacimiento, el desarrollo y la madurez. Triada infinita compuesta de historias miles que nos cubren de magia, belleza y dolor.
En esta columna dominical, quisiera dedicar estas reflexiones a esa mujer que todos quisiéramos tener en vida, por toda la vida. Y que ahí, como dicen en mi Venezuela, en la chiquita, siempre aparece con una sonrisa, leal, bella, y aventurera como su corazón que vuela por todos los planetas que aún no se descubren. Buscando el sentido al Universo y compartiendo sus maravillosos pensamientos, a través de sus ojos, sus manos, su piel con todos aquellos que ama y respeta.
El amor que nace de su vida, desde sus células y que un día dichas células la invitan a luchar por ella misma, y logra -Dios y Universo en gloria- vencer los desafíos de aquellas células ingratas. Pero sabias también. Señal inequívoca que es una gran mujer!
He descubierto que estas conversaciones con Ella, es hablar con la Vida por delante. Es aceptar lo pasado y emprender un presente mucho más firme y unido al amor.
Sus palabras, son semillas. Como el agua se vierte sobre la tierra para oxigenar, refrescar y darle vida, aún existiendo desierto entre sus valles (de esperanza).
Una copa, y a brindar, Sea de día o de noche. Una fruta, una brazada en el agua, un abrazo cálido y tierno en la despedida o una mirada cómplice, me bendicen siempre cuando estoy con Ella. Y también es parte de mi inspiración de vida como hombre, como papá...y como (tu) hijo...
En este maravilloso domingo de enero, de un año que dicen ser del 2014, te escribo desde el Universo, desde mi corazón, desde aquellos planetas de la certeza, de la fuerza de la vida, de las estrellas del amor, de la luz del agradecimiento...estos diálogos contigo.
Y le digo al mundo, a mi vida, que vean en ti también un ejemplo de vida, de amor, de lucha, de sonrisas, de amistad. Mujer y Siempre. Mujer y Amor por todos. Mujer admirable, que cada día que pasa enamora los árboles, la tierra, el agua, el sol, y seguramente otras miradas cómplices de algún aventurero como tu que busca la belleza de la vida.
Que el mundo sepa que todos debemos cuidar estas conversaciones, estos diálogos, con Ellas, mujeres infinitas, Mujer del sol, del agua, del amor... Mujeres que hacen de un país, un mundo. Y de un mundo, un país de las maravillas, porque de ustedes también emerge la vida. Que nuestra América y el planeta entero se vistan de fiesta porque en el amor de una mujer, por ellas, por sus hijos, por sus padres, por su historia, también radica el equilibrio perfecto de nuestro Universo.
Y la historia sigue. Tu historia, tu vida y tu amor.
Gracias Mamá. Te amo.
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1 comentario:
Hijo Grande...tus reflexiones inspiran e insuflan el alma...gracias por dedicármelas...seguro me vestiré de tus palabras para salir al encuentro de la vida disfrutando SER. Te amo.
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