La vida suele ponernos en situaciones límites. Y eso no es novedad. La capacidad de salir adelante, con fuerza, con fe, con amor, con optimismo, es parte de esa simetría que la misma vida nos exige frente a dichas adversidades.
Pero lo ocurrido este fin de semana en Valparaíso, ciudad símbolo del turismo de Chile, puerto de Neruda, donde recalan Cruceros y marinos de todo el mundo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad y también uno de los puertos más importantes de América Latina, me ha motivado a escribir este artículo, como una manera de decirle al mundo que en Chile
aún estamos muy lejos de alcanzar el umbral del desarrollo y que lamentablemente, seguimos siendo una nación
hipócrita, reactiva y con una mirada cortoplacista de las cosas. Y hoy, no estamos hablando de terremotos, maremotos, soldados muertos en la nieve, o ciudad arrasada por la explosión de un volcán....hoy hablo de Valparaíso... que de paraíso (al parecer) no tenía nada!
El horroroso incendio que destruyó desde la noche del sábado pasado más de mil viviendas y ha arrojado hasta ahora (al momento de escribir este artículo) 12 chilenos muertos como resultado de las llamas, además de 7 mil damnificados (según los primeros informes), me lleva a ratificar que somos un país mentiroso, donde se muestra una realidad de país frágil, disfrazada de Malls, Autopistas de lujo, Ciudades de Negocios, aeropuertos y estadios remozados, y miles de chilenos idiotizados por tarjetas de crédito hasta para cambiar sus I-Phone....es duro decirlo, pero así es. Chile es un país donde se instala un espejismo, en el cual queremos mostrar lo que realmente... no somos.
Y qué mejor que la misma frase del alcalde de la ciudad de Valparaíso, Jorge Castro, quien abrumado e importente señalaba a uno de los canales de televisión lo siguiente:
"Somos una ciudad demasiado vulnerable. Hemos sido constructores y arquitectos de nuestros propios
peligros".
Dios, que frase! Qué frase!
Cuánta verdad hay en esa reflexión. Cuánta realidad disfrazada de declaraciones de buena crianza, políticamente correctas, o sencillamente para empatizar con la gente, hay en cada autoridad política, económica, empresarial, tanto pública como privada, al momento de referirse a calamidades, desastres y tragedias...duele, duele mucho.
Valparaíso hoy es un infierno. Miles de casas arrasadas por las llamas. Miles de personas afectadas, tanto de gente de clase media como más desposeídas. Niños y ancianos que ven incredulos cómo todos sus hogares fueron consumidos en cuestión de minutos por el fuego, y ahora sus vidas están circunscritas en un albergue atiborrado de humo, cenizas y cientos de personas solidarias que han ido en su auxilio. Además de cámaras de televisión, reporteros (muchos descriteriados y con preguntas para el bronce como: "Cómo está?")
Valparaíso, la misma ciudad que cada 31 de diciembre en la noche es iluminada por una megafiesta de fuegos artificiales, champaña y buenos deseos de año nuevo, hoy es una ciudad-puerto que es "iluminada" por gigantescas llamas de fuego que consumen todo a su paso: incluso la dignidad de miles de personas, dejando en el olvido los abrazos, los sueños, y la alegría.
Hoy me pregunto, hasta cuándo. Porqué se permitió construir en lugares donde no existían las garantías de seguridad en caso de incendio forestal. Por Dios! El año pasado hubo un incendio en el mismo lugar (Rodelillo) y gracias a que la naturaleza no se ensañó más y el viento amainó, la tragedia fue sólo en 200 casas. Por Dios,! Eso fue el año pasado! Y hoy, el mismo lugar, ha sido arrasado por las llamas, además de otros lugares cercanos. ¡Porqué no aprendimos la lección! Hasta cuándo...
Hace un par de semanas, lamentabamos lo ocurrido en el norte con el terremoto de Iquique. Hoy, tocó a Valparaíso con este incendio forestal que ha teñido de sangre, dolor, lágrima, impotencia , y miedo a miles de chilenos de esa ciudad puerto que es querida por chilenos y extranjeros.
Sé que muchos van a criticar esta columna. Y están en todo su derecho. Cada quien opina lo que quiere, cómo quiere y siente. Dejo en claro que estas reflexiones son una crítica al sistema en general, a nuestras autoridades de ayer y de hoy; un llamado de atención a quienes aún están a tiempo para hacer las cosas bien, pensando en el otro, empatizando con el medioambiente, y dejando en claro, que todo lo falso, que todo lo ambiguo..finalmente decanta en lo que es como es. No hay otra verdad que la que se muestra a través de nuestros propios ojos: aquella que es evidente y está ahí para vivirla.
Chile, país de maravillas. De gente hermosa. De gente buena. De pasado y presente emprendedor. No puede seguir en este camino de espejismos que lo único que hace es perjudicarnos y generar más ambigüedad y frustración.
Es hora que por fin hagamos las cosas bien. Y partamos con declaraciones como las del alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, quien tuvo el coraje para reconocer que somos una sociedad peligrosa e impredecible.
Fuerza Valparaíso, Fuerza Chile.
Es hora de comenzar....