Escribo esta columna
luego de conocerse el resultado de la victoria de Chile 2-0 sobre
Colombia, en la semifinal de la Copa América Centenario, que se celebra en
Estados Unidos. Y la escribo con la
necesidad de dejar planteada una reflexión luego del triunfo deportivo. No sólo es un resultado
deportivo. Tiene que ver cómo un partido o justa deportiva es capaz de
movilizar emociones, estado de ánimo,
motivación, no sólo en el equipo chileno y su staff técnico. Sino también en
quienes viven en el país.
Y llego a la conclusión de algo que no es primera vez que se
dice: que cada vez que Chile obtiene un triunfo, en este caso deportivo, al
otro día…el día se ve más lindo, cálido,
la comida sabe mejor y la gente amanece con una sonrisa. En consecuencia: nos
hace bien los triunfos. O mejor dicho: qué bien le hace a un país unirse, estar
pendiente de un resultado y encontrar al final, una victoria.
Pero ahora voy más allá. Mi opinión es que no deberíamos
enfocarnos en los resultados sino que en el proceso. Luego del rotundo 7-o que
Chile le propinó a México, también por Copa América, una parte del periodismo y
el país azteca, quería desollar a la selección. Pero había otra parte, incluido
el periodismo deportivo, que lo enfocó más bien en lo estructural, en las lecciones,
en el aprendizaje tras el resultado, destacando y respetando -en todo momento-
la figura de cada uno de sus jugadores y
el entrenador. Y lo mejor, apreciando lo que hizo el rival (Chile, en este
caso). Y fueron más allá, simples y directos: llegaron a la conclusión que el
torneo jugado con equipos sudamericanos no es lo mismo que jugar un torneo con
equipos centroamericanos (Concacaf).
Así las cosas, creo
conveniente aprovechar estos resultados que nos brinda la selección chilena
para enfocarnos en lo que es sustantivo: el proceso, la estructura. Porqué se
triunfa. Porque el equipo anda bien. Porqué un jugador es capaz un día de hacer
un gran partido y convertirse en uno de los héroes de la jornada. Y en otro,
recibir tres goles, y ser prácticamente crucificado por la prensa que se autodenomina
“especializada”. Sin saber porqué
realmente sucede este tipo de situaciones.
Puede ser el caso del portero Claudio Bravo.
Nota aparte para el público. Sí. El público. Tú, él, ella,
yo, nosotros. Qué peligroso resulta caer en una “opinión pública” que
descalifica con memes, me gusta o no me gusta, a través de las redes sociales
cuando se trata de “calificar” (¿o descalificar?), comentar o sencillamente
decir lo qué opinamos. Es increíble como desde un tiempo a esta parte las redes
sociales se han transformado en un barómetro del clima país. Qué debilidad más
grande.
Ese tipo de público en el que nos hemos convertido para,
precisamente, hacer presente una
opinión, que a la postre le sirve de “insumo” comunicacional a los medios y así
echar a correr un clima de sensaciones que se multiplican y transforman un
hecho puntual en una telaraña o laberinto oscuro de confusiones, conclusiones y
dudas en torno a un hecho o persona en particular.
Conclusión: feliz por el triunfo de Chile. El domingo
repetirán la final del 2015 con Argentina. ¿Y saben una cosa? No me preocupa el resultado. Porque hasta
ahora, Alexis, Vidal, Bravo, Charles
Aranguiz, Díaz, Beausejour, Puch, Vargas y cía han demostrado que lo de ellos
no es el 7-0 a México o 2-0 sobre Colombia anoche en Chicago. Ni tampoco la Copa América obtenida el año
pasado. Y menos los resultados buenos o
malos en la actual clasificatoria para Rusia.
Lo de ellos, es un PROCESO maravilloso que comenzaron a
vivir y a trabajar desde que comenzaron a jugar juntos desde chicos en aquel campeonato
Mundial de Canadá como Sub 20. Torneo que si mal no recuerdan, clasificaron
primero en su grupo, dejaron fuera en cuartos de final al campeón Nigeria (sí a
los mejores del mundo), pero en semifinal cayeron 3-0 con Argentina. Al final, consiguieron el tercer lugar.
Quién lo iba decir que ese proceso, 8 años después, esa
misma selección de jóvenes chilenos iba a derrotar por penales a la misma selección
argentina que los venció el 2007, esta vez en la Copa América adulta. Del 2015.
Por eso, estoy feliz. Tranquilo. Porque el proceso, ha sido
excelente! Y esa es la mejor noticia que podemos comentar a través de las redes
sociales.
No lo olvidemos.
Un abrazo .