lunes, 18 de enero de 2010

Chile, el día después

Es interesante el ambiente que se vive hoy en Chile. Un país pequeño, de tan sólo 18 millones de habitantes, con una geografía marcada por los extremos: desierto, cordillera, hielos y mar. Con una idiosincracia, también compleja.

No hay término medio. O somos muy alegres, o somos muy grises. Con la tasa más alta de América Latina en materia de estrés, desigualdad en el ingreso...y un dato: con la mayor cantidad de famarcias en tan sólo una cuadra. Si no me cree, vaya ahora mismo al centro de su ciudad y cuente el número de farmacias de las mismas cadenas, que hay en ese perímetro.

Bueno, cuento ésto para contextualizar un poco lo que a mi juicio se viene para Chile en los próximos meses.

Más de 6 millones de chilenos votaron en estas elecciones 2010, y un 51,6 por ciento optó por hombre exitoso en los negocios, en lo familiar y en lo institucional. Con una trayectoria, que para muchos, debería enorgullecer, ya que a quién no le gustaría cosechar una fortuna de más de mil millones de dólares. O a usted no?

No seamos hipócritas. A todos nos gustaría tener a lo menos una pequeña fortuna con la cual emprender.

En el caso del nuevo presidente chileno, logró que una vez más lo que quiso, además de un triunfo económico: un triunfo personal, ahora en lo político. Poder, Servicio, Gestión, Proyección, Entrega, son algunos de los conceptos que bien podría acercarnos a esta figura que nos gobernará durante 4 años.

He leido casi todas las portadas y comentarios en Chile y el Mundo, y todos reseñan una cosa: que la derecha volvió al poder después de 52 años. Yo digo, que mal reseña. Que escaso trabajo de análisis.

La noticia no es esa. La noticia es que Chile ha logrado algo que el resto de los países de América Latina les encantaría poder vivir: un cambio de gobierno en una paz social, económica y política...bárbara. En menos de una hora y media, luego de cerrarse las mesas, ya sabíamos quién era el nuevo presidente. Donde el candidato oficialista reconoce, pese a morderse la lengua, su derrota apenas conocido el primer recuento de votos. Por favor, busque eso en otro país de América Latina.

El único país donde uno no se come las uñas esperando un resultado. Uno de los pocos países, donde no se necesitan observadores internacionales, ni sus fanáticos se entrampan en peleas, golpes y groserias (pienso en mi Venezuela querida)

La gran noticia de Chile hoy, el día después, es que efectivamente tenemos una gran oportunidad -todos- de dar un salto hacia un desarrollo mucho más sustentable, más eficiente, más unido, más íntegrado al mundo, y por cierto...nos permite a todos alinearnos como sociedad en torno a un gobierno que ya lo ha dicho: quiere el aporte de todos.

Pueden que me digan que soy un idealista. Y sí. Lo soy. Creo en los nuevos proyectos. Creo en la alternancia. Creo en las oportunidades. Y hoy, creo que el nueno gobierno liderado por este hombre ejecutivo, de negocios, de controversialidades, porque hay que decirlo, también tiene controversias....pienso que aún así, este ingeniero puede tomar decisiones que resultarán determinantes en este Chile del Bicentenario.

El país tuvo en los 20 años de la Concertación, un crecimiento notable en lo social. Sin duda, hay que reconocer que la erradicación de la pobreza ha sido notable. Que el apoyo a los sectores más desvalidos, es sustancial. Que el crecimiento en autopistas, obras portuarias, metro, también ha sido gigante. Y que las redes internacionales mediante TLC también ha sido importante.

Ok, todo bien con ello. Pero eso, es sólo el comienzo. Chile cayó en los últimos años en un status quo terrible. Ver en las noticias, escándalo tras escándalo, ya sea por corrupción, mala gestión, saturación etc, nos daba una señal que Chile había perdido la brújula.

Mis deseos: que el nuevo gobierno actúe rápido. Con eficiencia y menos declaraciones de buenas intenciones en: la educación (pagarle más y mejor a los docentes), en la salud (por dios, que dejen de morir pacientes en los pasillos o sencillamente por una mala administración de los propios hospitales), y en la delincuencia (Piñera, ahí tiene que ser IMPLACABLE). No más asesinos y asaltantes libres "por falta de mérito".

Y de ahí, a la clase media. A la Pyme. A los emprendedores. A los profesionales jóvenes. A los que nos hemos sobreendeudado para poder tener un ingreso decente. A la mayoría de los que hacemos este país, desde el mundo comercial, industrial, educacional o cultural.

Una mención especial a la familia y a la mujer. Cecilia Morel tiene un gran desafío: ser la primera crítica de la gestión de su esposo. Pero también la primera en acompañarlo en su gestión, como primera dama. Cecilia debería ser clave en en liderar proyectos que beneficen realmente a la familia chilena, a los niños. Proteger a la infancia con medidas que sean reales. Que la mujer siga cumpliendo un rol igual o superior al del hombre. Cecilia, ojo, puede ser un nuevo protagonista de la política, porque me atrevería a decir que tiene más carisma que su propio esposo. Ups! Igual que Cristina en Argentina.

Piñera y su equipo, tienen la oportunidad. El reloj comenzó a retroceder. La cuenta atrás comenzó la misma noche en que el gobierno reconocía su derrota. Todos tendrán la mira puesta en este nuevo gobierno chileno.

Sugiero revisar el ejemplo de Colombia y España, a la hora de hacer una prospección en torno a lo que podría ser este gobierno. No el de Italia. Berlusconi es un bochorno de la política europea. Lo salva el que es un excelente ejecutivo haciendo negocios y ejecutando planes para un país que ya es rico. Chile no es un país rico.

Uribe, representante de la derecha colombiana, logró recuperar la alegría, el optimismo y las ganas de los millones de colombianos. Y con mano dura, le dijo no a la narcoguerrilla. Sí. Al igual que Piñera, en su campaña, el presidente colombiano dijo que su gestión sería de un trabajo intenso en devolver la paz en los colombianos. El turismo ha crecido, las inversiones también...y yo viajaría feliz a ese país.

España, después de casi 20 años de socialismo, le dio la oportunidad a Aznar, de derecha. Y creció la Pyme. Se exportó. Y la madre patria, se convirtió en la joya de la corona.

Chile, sin ser un país rico ni gravitante en la geografía política mundial, puede convertirse en una nación donde la gente diga: sí las cosas se hacen bien. Donde los chilenos ya no tienen que esperar horas y horas para una consulta médica. Donde los profesores no corren de un colegio a otro para hacerse un sueldo digno, donde los médicos atienden con vocación y calidad, donde la desigualdad del ingreso carcome a la clase media para abajo, donde el gigante estatal se llena de redes políticas, cuoteos y errores garrafales de gestión.....

Chile, mis estimados amigos está a un paso de volver a correr como lo hizo a comienzo de los 90, tras la recuperación de la democracia.

Yo, por lo menos, creo en ésto. Ojalá que ustedes también.

Un gran saludo desde Concepción

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