Este es el resumen de una entrevista o mejor dicho una
conversación profunda que acabo de tener con uno de mis entrevistados más
especiales que he tenido en los últimos años. Es apasionado,
único, complejo, misterioso porque cuando quiere estar bien, carajo cómo lo
vive, cómo lo baila, pero cuando está mal….cómo lo sufre.
Entrevistado que ha vivido lo que todos hemos vivido: momentos buenos, malos, ingratos, emocionantes. Grande. E Inmenso.
Es la entrevista más hermosa que me ha tocado realizar en
los últimos años. Porque sufre, ama, quita, peca, y bendice con sus riquezas y
pobreza. Un entrevistado que me robó el corazón cuando niño. Y de joven me hizo
crecer pensando en que algún día lo entrevistaría ya siendo un hombre
(realizado).
Conversamos al alero de un guarapo (una de las bebidas
típicas de su cocina), una exquisita arepa de perico, y escuchando el alma
llanera de importantes cantantes de sus pueblos y ciudades.
Lo pasé muy bien. Increíble para este periodista-escritor, que
en medio la entrevista: se paró, y posó su mirada hacia una geografía nunca
antes vista: un territorio libre y soberano, pero sumido en una tormenta de
dolor, divisiones y lo peor: rabia y violencia.
Me emocionó, su emoción. Sus lágrimas y sus risas. Su
historia, y su presente. Me dijo que el
futuro… es una bendición, porque depende de millones de voluntades. La voluntad
de ser y amar.
Mi entrevistado: se los presento: Venezuela.
Esto fue lo que me dijo:
“Venezuela, Venezolanos, América Latina…llegó
la hora. Amén.
La hora de vivir. De terminar con una
revolución e iniciar la evolución. Hacia
un país unido, educado, alegre, en paz.
Basta de soberbia. Basta de rencor. Nadie
tiene la culpa. Sin miedos. Sin odios. Sólo amor.
Es el tiempo en que Dios, la historia, la
naturaleza, las personas, y los corazones han hecho de ti, una nación (siempre)
próspera, pero (hoy) sumida en la tristeza y el dolor, de millones que creen
que sí… es posible vivir en una geografía unida: Venezuela.
País de llanos, desierto, del mar más azul
del mundo. De ese país cuya selva, animales y ríos te envuelve, de calor, de
frío, de sabor.
Venezuela, el país de los momentos, del
merengue melódico o con esa Alma llanera de sus escritores, poetas o cantantes.
De una cultura, que hoy se niega a morir. Así como los miles de venezolanos que
mueren mordidos por una bala o por la rabia indebida de un hermano. Niños que
juegan a matar, cuando deben jugar a crecer y querer (se).
El país, ese país que conocí de niño y que
seguramente tú también conoces. Sí. Ese mismo. Donde la luz de su cielo se convierte en millones de estrellas. Y
esas estrellas…en millones de niños,
mujeres, hombres y abuelos que conviven hacia una nación plena y responsable.
Al norte del sur, vive esa Venezuela que
debe dejar atrás el dolor, la pobreza, la violencia, el desarraigo y la pérdida
de confianzas. Que vuelva la ciudad y sus niños, la ciudad y sus hombres
libres, emprendedores y alegres. La ciudad donde la mujer-eterna es respetada y
admirada. La ciudad donde el verde y sus mangos, cubren de sabor y color….
Llegó la hora de decidir y apostar por una
nueva oportunidad. De optar por una camino.
18 millones de corazones. No son votos. Son
almas. Son espíritu. La respuesta a una pregunta: ¿Seguimos? O ¿avanzamos? Avanzamos,
sin duda. ¿Lo dudas?
Ya no hay encuestas. Ni discursos. Ni
llanto, ni sonrisas. Sólo pensar. Pensar en qué vamos ese ese domingo 14 de
abril al momento de poner la huella, tu piel y tu corazón en el rostro de una
persona, responsable de responder a este llamado universal: Venezuela.
¿Hablar del petróleo? De la ¿devaluación? De
los ¿horrores y sinsabores? ¿De los años y miles de días de corrupción? De la
inseguridad, de la falta de alimentos….de que si hay democracia o no. De la
pobreza y la riqueza…de las calles ulceradas por la violencia… No. Ya no. Un
país que merece vivir y evolucionar no puede seguir así.
País donde sus ciudades tienen identidad,
pueblo, olor, sabor, color. Donde dan ganas de sonreír y abrazar. Y ganar. Pero
ganar de amor, de emprender, de aportar y ser más solidarios.
Soy
humanista y creo tener la certeza, como latinoamericano, que un país no puede
tener un presidente según las circunstancias. Sino un presidente que ha
recorrido y conocido en piel, alma, e inteligencia (de ideas y miles de
conversaciones) su país. Un presidente que le ha ganado a la derrota, al dolor,
al desprestigio, a la soberbia, y a la humillación. Un presidente que tiene
corazón pero también dos pies, una cabeza y dos manos para firmar compromisos
que deberá cumplir al 100% de la letra
de esta historia.
Y esa persona, es joven. Me conoce muy bien. Y los conoce muy bien. Se llama Henríque. Es atrevido. Trabajador. Y emprendedor. Tiene corazón.
Los invito a que este domingo, 14 de abril,
día en que la violencia, la rabia, la soberbia, la historia, el fraude, las
malas vibras estarán rondando cada uno de los lugares de votación… a que votes
pensando en Venezuela, en ese país donde un día tú y yo crecimos y sembramos
ideas, emociones y proyectos.
En tu libro Buena Onda, que escribiste con
tu amigo chileno Francisco Vidal,
llegamos a la conclusión que nuestras ciudades, nuestros países y nuestro
planeta necesita de lo que vas a hacer y decidir este domingo: creer, apoyar,
defender y amar: Votar en libertad. Votar en amor. Votar como acto ciudadano y
siembra de un mejor país: para nosotros, para nuestros hijos.
La Buena Onda de ser, de vivir, de creer. De
cuidar nuestras familias. Nuestros amigos. De ser vecinos y no rivales. De
respetar. De leer. De educar. De jugar. De trabajar. De evolucionar.
Gracias Venezuela, por esta oportunidad en
esta entrevista que me ha hecho Cristián. Por escribirte. Por apoyarte. Porque
sé que este artículo llegará a tu corazón.
Y en la noche del domingo…sonreiremos,
abrazaremos a nuestros hijos, hermanos, padres, amigos, abuelos. Y diremos: Sí,
Venezuela, Vive. Venezuela existe. Venezuela y América Latina, apostando por un
nuevo amanecer y hacer de este planeta,
nuestro mejor planeta.
Historia. Amor. Y Vida.
Gracias”.
Gracias a ti Venezuela, por esta entrevista maravillosa.
Única. Eterna. Y que llevaré siempre en mi corazón. Y seguramente en la de miles y miles de
personas que hoy te acaban de leer.
Venezuela me pidió que les dejara estas canciones, favoritas con las
cuales quiere que lo recuerden.
Al Norte del Sur
Corre La Voz
Yo Nací para
Quererte
1 comentario:
Excelente entrevista, maravillosa forma de responder del entrevistado, làstima que la leì despues del 14. Muy agradecido y lo felicito, un abrazo
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