Cuando caminas, observas, sientes, percibes. Y sueñas. Con todo y por todo. Y no precisamente sueños inalcanzables. Porque no existen. Cuando vives, teniendo una motivación o inspiración, todo fluye. Como el agua del río que suena y resuena inevitablemente. Es lo que nos sucede cuando queremos algo o a alguien. Cuando soñamos.
Y escribo esta columna de julio, en un contexto de vida maravilloso y pleno. Y donde en este caminar que te comento, también voy percibiendo señales del entorno que son positivas. Y no sólo mías. Sino de gente a quien quiero mucho y llevo en mis pensamientos y mi corazón.
Este último tiempo, me ha pasado que cada vez que camino por las calles céntricas de mi ciudad Concepción, la gente me sonríe. Y yo a ellos, en una señal clara que cuando caminas en positivo, en esperanza y pleno de vida, el círculo que nos envuelve se hace más brillante y vivo. Y el poder de atraer lo bueno, también.
En este último tiempo me ha pasado que el amor, la esperanza, el deseo, y juego de la vida basado en armar el puzzle de mi pasado enfocándolo hacia mi presente (y por ende, hacia el futuro), se unen como partes de una novela que escribo y reescribo desde mi corazón y mis pensamientos.
La semana pasada, a propósito de mi primera charla realizada con mi amiga y colega Verónica Lampeti, tuve el privilegio de hablar de los sueños y esos proyectos que todos llevamos dentro, pero que por diversas razones los dejamos inconclusos o sencillamente no nos atrevemos a ir por ellos. Nuestras invitadas compartían sus temores, dudas, pero también observé un alto grado de esperanza en sus miradas. Lo que no saben es que esa esperanza es precisamente el primer paso o el ingrediente clave para impulsarnos hacia los sueños.
Desde mi experiencia como periodista, como papá, como escritor, puedo decirte que la Vida es maravillosa en cuanto al grado de motivación que le ponemos a la hora de saborearla.
Como cuando preparas el café de la mañana, y el sabor no sólo va en el café mismo. Sino en el grado de amor, de pasión, de esperanza, que le inyectas a cada grano de ese café matinal. Y si es conversado, aún mejor. Porque de la conversación, también nacen las grandes ideas, el sueño por años deseado.
En un año marcado por noticias, momentos e inclementes cambios, no sólo de la naturaleza sino de una economía global que cada vez comprime, disgrega y nos aparta de la tranquilidad de vida y e nuestros reales objetivos, me atrevo a decir que ya estamos listos para dar ese paso que siempre hemos querido.
Atrévete. Planifica. Inspirate. Contacta a tus mejores amigos y amigas. Ama. Y sigue las señales del entorno. La naturaleza y la ciudad nos habla. La naturaleza y los pueblos apartados nos recita en poesía maestra, las claves de una vida maravillosa y eterna.
Un amigo me decía hoy que luego de una conversación sostenida la semana pasada, no dudó en seguir la señales del entorno, del momento. Y se aventuró en un viaje inesperado a una de las zonas más hermosas del sur de Chile, en muy buena compañía y amistad. Y hoy, feliz, y en una llamada telefónica, regocijado me decía: que vale la pena soñar, hacer realidad los sueños y seguir por ellos.
Si amas, hazlo. No lo dudes. Si quieres, quiérelo. No pierdas el tiempo. Si quieres y deseas lo que siempre has deseado: traza el camino y recorrelo ya. El tiempo es ya. No existe el pasado ni el futuro. El presente es el que vale y como seguramente has escuchado en muchos autores, todo tiempo es toda acción que realizamos de manera consciente o inconsciente. Pero acción al fin.
Y termino esta breve columna, con un mensaje que leí en un árbol y que en la noche vi reflejado en la luna sobre una nube bailarina: "Un Universo como tú, es una estrella que brilla, que viaja, que ilumina y que tiene la energía de mover pensamientos, acciones y sueños. Tú".
¿Me acompañas?
Un abrazo y Pura Vida!
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