martes, 29 de junio de 2010

Waka Waka: Esto no se ha acabado. Bielsa abrió la puerta. Viva Chile. Viva el (buen) fútbol.


24 horas después del 3-0 propinado por los mejores futbolistas del mundo (Brasil), me he dedicado a leer, a escuchar y a reflexionar. Y lo primero que siento, es que no estoy triste. Y lo primero que pienso, es decir: Gracias Marcelo Bielsa. Gracias por haberle entregado a la selección chilena: disciplina, eficiencia, motivación, respeto, liderazgo, equipo, y… humildad.

Se ha escrito tanto sobre esta selección. Sobre su pasado. Triste, humillante, negro (como el Maracanazo del “Condor” Rojas). Se ha comentado tanto de ese Chile acostumbrado a la pillería, a las matemáticas, a clasificaciones empapadas de alcohol, farandulería y escaso margen a la autocrítica. A la flojera. A hacer las cosas a medias.

Pero llegó el momento. Como dice mi papá, los ciclos comienzan y terminan. Las etapas. Y era precisamente el momento de que Chile, y su selección adulta (por Dios, éramos la selección más joven del Mundial, lo sabía?), diera un viraje hacia la modernización y la seriedad. Empezando por su dirigencia, encabezada por un profesional universitario, bilingüe, con experiencia de haber trabajado en la FIFA (y por ende, visión global), y responsable. Me refiero al periodista y presidente del fútbol chileno, Harold Mayne-Nichols.

Luego Bielsa y su tremendísimo equipo técnico. Los números no mienten. Los cambios fueron notorios desde el primer día de entrenamiento en Santiago. Nada de cámaras, nada de juergas y los que no quieran trabajar de manera seria, se van (si no que lo digan Valdivia, Vidal, ¡ Medel!).

Y de ahí, el comienzo. Un proceso clasificatorio, donde- en lo personal- me di cuenta del cambio de fútbol en Chile, desde el primer partido frente a . Para empezar, todos jóvenes. Y pocos conocidos como: Carmona, Orellana, Fuentes , Estrada, Beausejour, entre otros. Juventud e inexperiencia, como capital supremo para una estrategia distinta, sabia, intensa y responsable. Con goles. Con personalidad. Con pasión. Con convicción. Era otro Chile. El nuevo Chile.

Y clasificó como el segundo mejor equipo sudamericano al Mundial. Por encima de Paraguay , Argentina y Uruguay. Y con un fútbol, sorprendente, atlético, rápido, dinámico…exento de polémicas, de pillerías y sin calculadora en mano. ¡ Qué cambio! Qué bien le hizo al país. Qué rentable se hizo la selección. Y que amor y pasión le devolvió a la gente, especialmente tras el terrible terremoto y maremoto de febrero pasado.

El partido frente a Brasil, en octavos de final, es una anécdota. Me quedo con los primeros 30 minutos y el nivel futbolístico que Chile exponía en la cancha. Era el resultado de Bielsa y su equipo técnico. Y nada más. Porque después sucedió lo mismo que ocurrió frente a Honduras, Suiza y España. Costosos errores. Por falta de concentración, de aplicación y de trabajo previo. Incluso, me atrevería a decir, errores que los futbolistas chilenos llevan en su sangre. Los europeos lo manejan muy bien: el carácter y la fuerza para finiquitar las cosas. La actitud. Hay que trabajar ello, en la cancha. La concentración y la sabiduría.

En resumen, Bielsa y su equipo logró armar una base de jugadores muy sólida. Firme. Disciplinada. Distinta. Ahora, la buena noticia sería que el argentino y su equipo siguieran al mando de esta selección. Hay confianza. Hay respeto. Hay ganas. Hay seriedad. Tenemos juventud! Estos son guerreros!

Sí, Bielsa, abrió la puerta. Por fin. El desafío, es seguir trabajando a firme. Con estos jugadores y con otros. Con un fútbol local más competitivo. Más organizado. Más responsable. Y con visión global.

Quisiera saber qué pasa hoy en la cabeza del rosarino. La buena noticia, es que no se despidió de sus jugadores. ¿Será una señal?

¡Hasta la próxima!

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