Un país desarrollado no sólo se ve reflejado en cifras macro y micro económicas positivas, sólido en infraestructura y exhuberante en cuanto a modelo económico-social a seguir. Hay que mirar otras realidades, como la realidad cultural y en este caso al que me quiero referir en breve como es la lectura. Este viernes 21 de junio, fecha en que comienza oficialmente el invierno en Chile, se ha publicado el resultado de un estudio técnico que revela que el 25% de los estudiantes de segundo básico de los colegios en Chile, NO COMPRENDE LO QUE LEE.
La prueba se aplicó a 218 mil pequeños estudiantes (de entre 7 y 8 años de edad), de un total de 7.742 colegios de todo Chile. Y de ese total, 25%, es decir una cifra cercana a los 55,000 pequeñitos no "logra las habilidades y conocimiento mínimos para comprender un texto". En términos sencillos: NO SABE LO QUE LEE.
A mí, me preocupa. Ya que esta cifra corresponde a niños pertenecientes de liceos públicos, donde la mayoría de los niños chilenos asisten ya que no pueden cancelar los casi 200 dólares mensuales de un colegio particular subvencionado (un % lo pone el Estado y el % lo pone usted), o peor aún los 400 dólares mensuales en un colegio 100% privado, donde además le exigen un pago de incorporación que en lo bajo alcanza los 2,000 dólares por hijo incorporado.
El 75% de los niños de este estudio le fue bien. Claro, si corresponde a aquellos que tienen la bendición de poder asistir a un establecimiento subvencionado o privado. Y la brecha entre quienes saben lo que leen y no es de 43 puntos según el informe realizado por el Ministerio de Educación de Chile.
Léase: un niño de un colegio privado obtuvo en la prueba 282 puntos, mientras que uno que va al sistema municipal es de 239 puntos. Sí, es una cuestión de brecha social, que en Chile, tampoco se menciona en el debate presidencial de cara a las elecciones de noviembre. Y tampoco en las noticias, donde los goles (y no tengo nada contra ello, ya que me encanta el fútbol), el escándalo de la semana (farándula) y los dimes y diretes de la política desplazan noticias como ésta.
La ministra de educación chilena, hace mención respecto a ésto que un factor clave también en los buenos resultados tiene que ver con la lectura en familia. Cuando a nuestros hijos, le leemos un libro todos los días. Cuando nos hacemos el tiempo de leerles. De crear historias, fantasías, cuentos, maravillosos mundos nuevos, cuando les proyectamos una realidad que va más allá del Wii, Nintendo, X-Box o último juego por telefónía móvil.
A mis hijos, les he creado el hábito de leer desde antes de nacer. Y cuando nacieron, todos los días, cuando bebés, les leía un cuento. Y hasta hoy, me piden en las noches, cuando nos acostamos, que les lea un cuento.
El fomento de la lectura en Chile y América Latina es clave. Los niveles de violencia crece no sólo por las desigualdades económicas, las rupturas o quiebres políticos, sino también porque la familia unidad debe fomentar la lectura de un cuento todos los días. Leer con ellos, es que nos sientan cercanos, ocupados y sensibles con los sentimientos que tienen hacia la vida y hacia nosotros. Recuperar la admiración de nuestros niños hacia nosotros mismos. Y por ende, el respeto a sus pares, a la sociedad, a nuestras ciudades.
No perdamos de vista estos temas, y no olvidar que el libro, su lectura, puede ser clave en el futuro de nuestros hijos. Doy fe de ello.
Un abrazo a todos y viva la lectura! En Buena Onda...
1 comentario:
Efectivamente, hoy, La literatura ha debido enfrentar una serie de cambios, desde el papel hasta el e-book, sin embargo, como señala la catedrática española, Gemma Lluch, "leer es un proyecto social común".
Si bien el desarrollo social, emocional e intelectual de los niños y/o jóvenes tiene relación con las primeras experiencias personales y afectivas que puedan haber tenido desde la primera infancia, destaco y me hago partícipe incluso de la metodología y creencia de que la lectura propicia el vínculo afectivo y no sólo con el libro sino además entre quien recibe la lectura y el que lee.
En una reciente entrevista publicada por Grupo Educar, (24/06/2013), Gonzalo Oyarzún, Subdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de DIBAM, fue enfático al señalar que “para modificar la conducta de lectura que existe en el país, necesitamos enfocarnos en la primera infancia, pero para trabajar con ella, requerimos padres y profesores capacitados en este ámbito”. Ante esta situación, puedo señalar que este vínculo de a tres – entre un libro, quien lee y quien recibe - si bien ayuda a la alfabetización, permite además a cada persona de cualquier sexo y edad construir su propia experiencia literaria con fines de crecimiento personal, intelectual y social. Es más, desde antes de nacer, a través de la lectura en voz alta efectivamente podemos ir ya estableciendo vínculos y motivación por la lectura desde el útero, pues como afirman Brazelton y Cramer, "desde el embarazo, todo lo que hace el bebé es de inmediato insertado en una maraña de significación", por eso, la lectura previa, ya genera o estimula desde adentro a esa criatura que nacerá y reconocerá (mediante la audición) con familiaridad la acción de escuchar la lectura o de oír ciertos pasajes o melodías
Sin duda, el libro es el soporte que mejor ha contribuido a cumplir las funciones de comunicación, educación y entretenimiento, el que combinado con las nuevas tecnologías y adaptado a nuevos escenarios culturales, ha logrado convertirse en un eje transmisor, sin importar la manera o soporte que lleguemos a conocer o empleemos para leer.
Jimena Toledo Garrido.
Gestión y Desarrollo de Colecciones en Bibliotecas Escolares y Públicas.
Diplomada en fomento a la lectura y literatura infantil y juvenil.
Pontificia Universidad Católica de Chile.
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