jueves, 6 de junio de 2013

La Buena Onda de las Ciudades

En mi último artículo, les comentaba mi preocupación por los recientes acontecimientos ocurridos en el país donde vivo: Chile. Y de un hecho que denotó –una vez más-  una realidad peligrosa que está carcomiendo la sociedad chilena: la soberbia y odio entre sus ciudadanos. El escupo en la cara que recibió la ex presidenta chilena, Michelle Bachelet, no sólo me indignó sino que corroboró aún más mi convicción que debo seguir escribiendo sobre el peligro que corre Chile de encaminarse hacia un país donde el odio y la revancha puede más que le evolución propia y en paz del ser ciudadano-humano.

Pero resulta, estimados amigos, que horas después de este lamentable hecho, personeros del mismo equipo de trabajo de la ex presidenta caen en este “juego” sucio que ha envuelto a la política chilena de cara a las presidenciales de noviembre, llamando al pueblo chileno a “tensionar” y dramatizar” la campaña electoral, especialmente contra el gobierno.

Me pregunto: ¿qué le está pasando a Chile? Qué ejemplo les estamos dando a nuestros niños. Porqué, un país que tiene recursos (aún) hídricos, pesqueros, agrícolas y lamentablemente cada vez menos en lo minero, nuestra sociedad en vez de evolucionar… ¿se revoluciona?  

Como periodista y escritor, he tenido la oportunidad de conversar con amigos y conocidos de variadas tendencias políticas e ideológicas.  Unos, con una visión paternalista, que Chile no está preparado para asumir un cambio social basado en la sustentabilidad; otros con una mirada autocomplaciente, autoflagelantes... y sin embargo, también existen quienes creen en que sí es posible trabajar por el desarrollo de una mejor ciudad y ciudadanía, basada en los valores que expongo en mi primer libro Buena Onda: el respeto, la confianza, la transparencia y el amor.

Mientras en España, hay mujeres que lloran porque deben entregar a sus hijos en colegios o internados porque no tienen dinero para comprar alimentos, o hay otras que deben emigrar a otros países, sin saber lo que les espera buscando una oportunidad, en Chile vemos perder la oportunidad de crecer y comunicar de manera sustentable, en calidad y no en cantidad.

Por ahí, se habla que somos un país extractivo: todo es extraer, consumar y consumir, distraer, mentir, disgregar. Y que deberíamos ser una nación más inclusiva, sembradora, inversora de esperanzas, de trabajo humano y de calidad, de esfuerzo, de motivación, donde los recursos humanos se cuidan y se respetan, especialmente a los niños y nuestra tercera edad. Donde el capital intelectual se incentiva mas no se le induce a que se vayan o caigan en la depresión de haber perdido LA oportunidad.

Cuando escribo este artículo sigo pensando en que desde Chile aún podemos ser protagonistas de un cambio importante en nuestra hermosa y verde  América Latina. Desde mi posición como comunicador, y en esta incipiente carrera como escritor y redactor de contenidos, asumo que tenemos la responsabilidad y el deber de poner los temas sobre la mesa, de incentivar la Buena Onda, las buenas prácticas, de generar las alianzas humanas más que comerciales. Más vida, menos crisis. Más sueños, menos tristezas. Más alegrías y menos miedos.

La esperanza de que somos capaces de ser motor de un cambio, ese cambio social que lo tenemos cerca.

Y me animo.

Pronto estaré junto a mi gran amigo y coautor Pancho Vidal en nueva presentación de nuestro libro  Buena Onda, ahora junto a dos nuevos amigos que forman parte de R8 Hacer Ciudad-Hacer Región,  en una alianza de contenidos, amistad y porqué no decirlo: de motivar a un cambio verdadero y humano en quienes nos van a ir a escuchar y también a dialogar.

Por ahora, sólo invitarlos que no dejen de trabajar por este país que necesita más Buena Onda, más  esperanzas y más amor.


Hasta la próxima!

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