(Cristián E. Sandoval Cabezas. Periodista. Aquí, escribo de la vida con un café!)
martes, 2 de agosto de 2011
EE.UU., Chile y...Lego (una mirada global)
Qué tal, un gran saludo en este helado día martes desde el sur de Chile. El mundo –y todos nosotros, por ende- gira cada vez más rápido. Los acontecimientos más. Y todo se hace o convierte en global. Vea usted lo que sucede en Estados Unidos, donde gobierno y parlamentarios hacen lo imposible –políticamente- por darle una salida al famoso “default”, que en castellano significa: no tienen liquidez (plata en efectivo) para pagar sus compromisos financieros. Paso previo a la quiebra.
Yo me pregunto, porqué se llegó a esa situación en el país más grande y poderoso del mundo. Donde todos iban por el famoso “sueño americano”. Donde todos querían ganar.
Hoy escuchaba a ciudadanos hispanos en Los Angeles y Nueva York, decir que no podían creer que EE.UU, el gigante estuviera -nuevamente- ad portas de una crisis de este tipo. Y su mayor temor: desempleo e incluso creen en una escalada de la delincuencia.
El famoso sobreendeudamiento estadounidense. Entre las causas, muy simple: guerras que no sirvieron para nada. Y no le ganaron a nadie. ¿Quiere saber cuál es el presupuesto que se destina a defensa? Fíjese que sólo en la búsqueda de Osama Bin Laden, desde el 2001 hasta su captura y muerte en 2011, el gasto militar aumentó desde 305 mil millones de dólares hasta 693 mil millones de dólares. Un 127%. Un 43% más del total mundial. 6 veces más que China, 12 veces más que Rusia y 98 veces más que Irán.
El terrible gigante
Porqué decidí escribir este martes sobre lo que está pasando en Estados Unidos. Porque de todas maneras, aunque nuestros expertos y gobierno en Chile enfaticen que nuestra economía es sólida y puede hacer frente a un crisis mayúscula desde el norte, nuestros fondos destinados a la jubilación (AFP), especialmente los que cotizamos en fondos más riesgosos (A y B), no están exentos de verse perjudicados. La economía global.
Y para qué decir de nuestros exportadores y todos los trabajadores que sostienen un rubro que podría ser una potencia, pero que lamentablemente Chile lo ha desperdiciado. Me refiero a nuestros agricultores, vitivinícolas, pesqueros, la pequeña y mediana empresa que innova con productos naturales… y que con el dólar en baja o caída libre, sufren los embates de una divisa sin valor.
No es mi idea profundizar en el análisis financiero. Voy -más bien- al sentido humano de todo esto. Al valor de la comunicación. A la educación. A cómo digerir o interpretar todos estos acontecimientos y seguir las señales.
Estados Unidos con su problema de los topes de deuda y la –por cierto- incertidumbre de sus habitantes y el resto del planeta. Europa y el temor que se vive también por los chubascos financieros de las economías de Grecia, Irlanda, Austria, en general la zona del euro. África y el desastre alimentario. La sequía. La violencia (delincuencia, narcotráfico, corrupción, etc) al interior de las ciudades en América Latina… dibujan un mapa de nuestro mundo, donde todo corre rápido frente a nuestros ojos.
Y frente a lo anterior, me pregunto: qué sentido le damos a ello. Qué aprendemos. Cómo miramos hacia adelante y qué meta nos trazamos como sociedad.
¿Y nosotros?
Acá en Chile, la discusión (si es que se le puede llamar así) está centrada hoy en la educación. Los estudiantes salieron a las calles a protestar, y lograron algo que ni siquiera los políticos tanto conservadores como liberales han sido capaces: movilizar, instalar agenda, y presionar. Hoy, el presidente derechista chileno, Sebastián Piñera, se ha visto impactado por las manifestaciones de los estudiantes, obligándolo a realizar cambios de ministros, cambios de proyectos, y experimentar tasas de desaprobación a su mandato terribles para un líder gobernante.
Cómo entender esto también, si Chile ostenta una economía estable. Con un flujo de dinero inmenso producto de los ingresos millonarios de su principal exportación: el cobre. Mi respuesta inmediata es la pésima distribución del ingreso (una de las peores del planeta) y los altos impuestos, especialmente a los combustibles (sí también uno de los más altos de América Latina).
Y para no extenderme más por hoy, sólo decir que como periodista y comunicador me interesa instalar estos temas. Lo que vivimos en Chile es global. Lo que se vive en el resto mundo también nos afecta. Y eso lo debemos comprender.
Me encantaría que el debate, la conversación, los diálogos…¡las tertulias! tuvieran como tema del día (o topic trend, como se dice ahora en jerga twitera) : cómo mejoramos la educación, cómo somos una mejor familia, cómo cuido mi bolsillo (aquí recomiendo el blog de mi amigo español Nacho García Mostazo: www.yotengounplan.com), cómo innovamos, cómo somos más solidarios, qué lección aprendemos del resto, cómo cuidamos lo que tenemos, que inventamos...
Por eso me encanta ver jugar a los niños con los Lego: porque allí son únicos. Allí crece la imaginación. Allí no hay crisis. Son ellos.
Hasta la próxima.
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